El español Diego Bello ha sido asesinado en una de las brutales redadas antidroga que se realizan en Filipinas.
La información llega de las fuentes policiales de Filipinas que actuaron en la isla de Siargo en una supuesta operación antidroga donde falleció Diego Bello, de 32 años. Dado el historial de asesinatos de las fuerzas policiales del presidente filipino Rodrigo Duterte, la mayoría de ellos extrajudiciales, y de la libertades que se toman para actuar en este tipo de casos, es más que probable que esto que ha pasado ni siquiera se pueda decir que haya sido una operación antidroga.
Recordemos que desde que entró en el poder Rodrigo Duterte en Filipinas se dio carta blanca para que se pudiera asesinar tanto a traficantes como consumidores de cualquier tipo de droga. En una de estas redadas fue asesinado un niño de 3 años, lo cual levantó una serie de movilizaciones por todo el país en contra de las políticas de Duterte. Filipinas está advertida por las Naciones Unidas sobre su comportamiento en contra de los Derechos Humanos, sin embargo, Duterte (al que el presidente Donald Trump alaba) no se plantea dar un paso atrás. Irónicamente, Filipinas lleva dando pasos hacia la legalización del cannabis medicinal desde hace un par de años.
Diego Bello era el dueño de un bar de copas, un hostal y una tienda de artículos de surf que había abierto junto a otro español en Filipinas. Bello se trasladó allí después de conocer a la que fue su actual pareja, originaria de Manila.
Según un amigo de la víctima, Bello no tenía ningún asunto de drogas pues sabía de las draconianas leyes del lugar. "Él sabía muy bien que era peligroso andar con drogas en un país donde te pueden sentenciar a pena de muerte por un porro". No consumía cocaína ni nada por el estilo y se especula con la posibilidad de que Bello fuese asesinado por no atender a la extorsión que la policía le estaba realizando en relación a sus exitosos negocios.
La policía, por su parte, asegura que Bello era un narco y que llevaba encima 10 gramos de cocaína y 30.000 pesos filipinos en billetes (540 euros) además de una pistola. Según su relato, Bello disparó primero y los agentes le abatieron, por lo que estos habrían actuado en legítima defensa. Podría ser una historia bastante creíble si no fuese por el larguísimo historial de asesinatos en legítima defensa del gobierno de Duterte. Las pruebas forenses debería darnos un relato más acertado de qué sucedió, pero para cuando se puedan hacer en un territorio neutral será demasiado tarde. Bello sería uno más de las 6.700 personas que los agentes de policía han matado en redadas en estos años de plomo de Duterte. Se suma otra víctima más a los 30.000 asesinatos, la mayor parte extrajudiciales, que se han producido en Filipinas desde que se inició la guerra contra la droga.