Ferdinand Marcos Jr, quien ostenta el cargo de presidente de Filipinas desde el pasado junio, ha declarado que no proseguirá con la sangrienta política de guerra contra las drogas iniciada por su predecesor, Rodrigo Duterte, en 2016. El nuevo mandatario dijo que “la guerra contra las drogas continuará de una manera diferente”, de modo que previsiblemente dejará de promover el asesinato de pequeños traficantes y usuarios de drogas que se calcula que ha provocado 30.000 muertes en ejecuciones extrajudiciales, según organizaciones de derechos humanos.
El presidente hizo estas declaraciones la semana pasada en una entrevista grabada y emitida por el canal de televisión ALLTV. Aunque desde que ascendió al cargo no ha querido hablar de la política de la guerra contra las drogas y de las prácticas iniciadas por Duterte, en esta ocasión dijo que tiene previsto abordar el tema desde la perspectiva de la prevención y que considera que las personas con adicciones “deberían ser tratadas”, según las declaraciones recogidas por Swissinfo.
El año pasado, la Corte Penal Internacional (CPI) anunció que iniciaba una investigación para determinar si el anterior presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, es responsable de haber cometido crímenes de lesa humanidad durante su mandato por los miles de asesinatos. Al igual que su predecesor, el nuevo presidente del país ha dicho que no está dispuesto a colaborar con la CPI. “Los supuestos crímenes fueron cometidos por filipinos en Filipinas. ¿Por qué necesitaríamos que unos extranjeros vengan a decirnos lo que tenemos que hacer?”, defendió, afirmando que no permitirá la entrada a los funcionarios de la corte internacional.
Ferdinand Marcos Jr, es hijo del dictador filipino Ferdinand Marcos, quien se mantuvo en el poder desde 1965 hasta 1986. La vicepresidente del nuevo Gobierno es Sara Duterte, hija del anterior mandatario, Rodrigo Duterte.