La medida, comunicada oficialmente el 26 de noviembre de 2025, responde a las consultas de operadores y servicios aduaneros ante el creciente ingreso de cigarrillos de CBD, pre rolls de cáñamo y líquidos de vapeo infusionados con cannabis al mercado portugués. Desde ahora, cualquier producto que tribute como tabaco y contenga derivados de cannabis queda excluido de la comercialización en el país, aunque su contenido de THC sea nulo o mínimo.
La circular remite al decreto que regula el cannabis medicinal en Portugal. Según esta normativa, la venta de planta de cannabis, extractos y preparados solo es posible con fines terapéuticos y mediante autorización expresa de comercialización por parte de Infarmed, la agencia nacional del medicamento. Además, tanto el THC como el CBD figuran dentro de las sustancias fiscalizadas.
El criterio no se limita a los cigarrillos, sino que abarca cualquier formato "equivalente" a los productos gravados por el impuesto al tabaco. Según la AT, la intención es evitar disparidades en los controles aduaneros y establecer una posición uniforme frente a la creciente oferta europea de productos cannábicos con apariencia legal.
El mensaje portugués contrasta con las regulaciones adoptadas por otros Estados de la Unión Europea. Desde 2019, Bélgica permite la venta de flores secas de cáñamo con menos de 0,2 % de THC como productos del tabaco, mientras que Luxemburgo, Estonia, Polonia o Austria han adoptado modelos similares que abren espacio para su comercialización gravada pero legal. En Portugal, en cambio, estos productos habían circulado en una zona gris, etiquetados como "objetos de colección" o "decorativos", sin indicaciones de uso.
Con esta directriz, la AT endurece su posición y cierra la vía para integrar el cáñamo industrial o el CBD en el mercado general, empujándolos hacia el ámbito restringido del cannabis medicinal. Esto marca una diferencia importante respecto a la reputación de Portugal como referente de políticas de drogas más humanas y centradas en la salud. Aunque el país descriminalizó el consumo de sustancias en 2001, esta decisión demuestra que dicha apertura no se ha extendido al mercado del cáñamo.