La ciudad de Vancouver está llevando a juicio a varios de los dispensarios de venta de hongos de psilocibina y de otros psicodélicos naturales que operan en la ciudad desde hace más de un año. Los dispensarios de hongos psilocibios operan en los márgenes de la ley de forma consciente, imitando el modo en que surgieron los primeros coffee shops de cannabis en el país, que proliferaron de forma más o menos tolerada antes de que la marihuana fuera legalizada.
Las personas que se han aventurado a abrir estos dispensarios de hongos lo hacen en parte con un espíritu activista, en un esfuerzo por visibilizar la necesidad de regular una forma de acceso completamente legal a estos y otros psicodélicos. La ley federal canadiense prohíbe explícitamente la venta de psilocibina, pero por lo general la policía está más ocupada con otros asuntos y no persigue a los dispensarios de hongos de psilocibina.
De modo que lo que está haciendo la administración de la ciudad es atacar a los dispensarios por la vía administrativa, haciendo inspecciones a los establecimientos para dejar constancia de que sus licencias de cafetería o comercio de venta minorista en ningún caso pueden justificar la venta de una sustancia ilegal como la psilocibina.
“Si la Ciudad tiene conocimiento de que un minorista vende cualquiera de estas sustancias, o los productos que las contienen, este estaría sujeto a medidas coercitivas por operar sin un permiso de válido y/o una licencia comercial, lo que puede incluir órdenes, multas y/o procesamiento judicial”, explicó hace unos días Sarah Hicks, inspectora jefe de licencias de Vancouver, al diario Daily Hive.