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De seguro viste este movimiento mandibular en alguna fiesta

El fenómeno conocido en la cultura anglo como "coke jaw" surge cuando, tras consumir cocaína u otros estimulantes, algunas personas mueven o aprietan la mandíbula de forma involuntaria.

Quien haya sobrevivido a un after de seguro se ha visto o ha visto “masticando aire” a más de alguno. Este movimiento involuntario se conoce como bruxismo secundario y está estrechamente relacionado con el consumo de estimulantes como la cocaína.

Esta reacción se produce cuando el estimulante eleva la activación del sistema nervioso central y aumenta la tensión muscular facial. Con MDMA, además, hay una liberación abrupta de serotonina que altera los reflejos mandibulares. El resultado son músculos hiperactivados, ansiedad, boca seca y una mandíbula que “baila” a su ritmo.

Las consecuencias médicas van de lo transitorio a lo crónico. A corto plazo son comunes el dolor en maseteros y temporales, cefalea tensional, mordeduras en mejillas o labios y molestia en la articulación temporomandibular (ATM).

En tanto, el consumo frecuente, sumado a la xerostomía (boca seca), favorece desgaste de esmalte, caries y problemas periodontales. Voces clínicas consultadas por la revista VICE advierten que una tensión extrema puede bloquear o deteriorar los discos de la ATM y, con el tiempo, derivar en osteoartritis.

Es importante destacar que estas mismas fuentes consultadas por VICE matizan el problema señalando que los incidentes aislados sin dolor no suelen ser motivo de alarma y la preocupación llega con el dolor persistente, los chasquidos dolorosos o los bloqueos repetidos.

En lo social, el gesto ocupa un lugar ambiguo. Para algunos, es materia de memes y publicaciones en tono humorístico; para otras personas, una marca visible que prefieren ocultar. Pero más allá de cualquier análisis, conviene precisar que la mandíbula que se mueve sola no es una prueba definitiva de consumo de cocaína, sino un indicador fisiológico que también puede darse por el consumo de otros estimulantes o en contextos de alta tensión y reconocerlo puede ser útil para evitar situaciones de más alto riesgo.

Y ¿qué se puede hacer desde una perspectiva de reducción de daños? Evitar mezclar con alcohol, espaciar consumos, hidratarse de forma constante, descansar la musculatura y, si hay dolor, chasquidos o bloqueos repetidos consultar a un especialista.

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