Mi tripa se va hinchando y seguimos muy felices. Ya no tengo nauseas ni sueños raros, pero se me han quitado las ganas de follar, aunque me gusta que Marcelo y Violeta me hagan masajes: Marcelo se concentra en mis pies y Viole en el resto del cuerpo. Luego, si ellos quieren ponerse a follar el uno con la otra los dejo, pero en la habitación más alejada de mi dormitorio. No por celos sino por no...